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Aprende a catar un vino

Aunque todo lo que rodea el mundo del vino pueda parecer muy pomposo y muchas veces sobredimensionado, la realidad es diferente. Iniciarse en este apasionante mundo es muy fácil si...

Aunque todo lo que rodea el mundo del vino pueda parecer muy pomposo y muchas veces sobredimensionado, la realidad es diferente. Iniciarse en este apasionante mundo es muy fácil si se conocen unas claves muy concretas, que te permitirán desenvolverte con determinación en cualquier comida, cena o reunión con amigos. He aquí los pasos para aprender a catar un vino si eres novato o novata:

1.Fase visual

La primera de todas. ¿Cómo es el vino? Por ejemplo, en los tintos, cuanto más rubí o cereza significa más juventud, mientras que cuanto más granate será más envejecido. Y en los vinos blancos, lo mismo: los colores más verdes, vivos y brillantes nos describen un vino más joven, mientras que si tenemos una gama cromática tirando a dorada será de un vino con barrica. Con esto ya tienes para empezar.

2.Fase olfativa

¿Cuántas veces habrás puesto la nariz en la copa y habrás notado un sinfín de percepciones que no has conseguido describir? Para empezar, debes tener claro que en un vino podremos encontrar aromas primarios, secundarios y terciarios. Los primarios son aquellos propios de las uvas y son de naturaleza frutal o vegetal. Los secundarios son los propios de la fermentación alcohólica y maloláctica y pueden dar notas de levadura, galletas, bollería, mantequilla, leche, entre muchas otras. Y los terciarios son los que se desarrollan durante el envejecimiento del vino. Mucho más difíciles de encontrar, pueden dar notas especiadas, de tabaco, cuero, regaliz, roble, entre otras.

3.Fase gustativa

Las primeras sensaciones nos las dará la lengua, que detectará los cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo. A partir de ahí, la lengua también nos dirá si un vino es suave, untuoso o astringente. Recuerda que la astringencia se mide por la sequedad en la boca que queda una vez bebemos el vino. A mayor sensación de sequedad, mayor astringencia. Por último, el final, en el que podremos determinar la persistencia de un vino. Será corto si dura menos de dos segundos, mediano si dura entre cuatro y seis y largo o muy largo si dura entre nueve y doce segundos.

A partir de ahora, no tienes excusa para degustar un vino como toca.

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